EPULAFQUEN - VILLA AGUAS CALIENTES

 

Martes 15 de febrero

 

Mapas 

 

A pocos kilómetros de las lagunas está el paso internacional “Lumabia”, que las comunidades locales de ambos países desean ver habilitado y al cual se llega tomando un camino no señalizado que sale desde  la zona que está entre las lagunas Superior e Inferior. Como desconocía la existencia del mismo no pregunté nada al personal de Guardaparques o de Gendarmería: quedará para la próxima visita a la zona.

Partimos y desandamos el camino por la ruta 45 hasta llegar nuevamente a la ruta 43; doblamos hacia el norte.

Río Neuquén desde el mirador "La Puntilla"

Llegamos a Las Ovejas, pueblo de 1000 habitantes.

En sus comienzos esta localidad era lugar de invernada para los primeros pobladores de la zona y actualmente mezcla bellezas naturales con actividades culturales y religiosas como la Fiesta y peregrinación de San Sebastián que se lleva a cabo en el mes de enero.

Es un punto estratégico para el acceso a todos los atractivos turísticos que posee el Departamento “Minas”: Lagunas de Epulauquen, Termas del Volcán Domuyo, Los Bolillos y sitio arqueológico de Colo Michi Có entre otros.

Decidimos que iríamos hacia Villa Aguas Calientes y como había leído respecto a las fuertes pendientes que tendríamos que pasar, dejé algo de carga innecesaria al cuidado de los gendarmes.

Si se viaja hacia el norte, Las Ovejas es el último punto donde se puede cargar combustible. 

Compramos provisiones y partimos a mediodía.

A poco de andar paramos en el Mirador “La Puntilla”, un balcón de madera de 80 mts de longitud que se eleva más de 100 mts sobre el río Neuquén y permite obtener vistas espectaculares.  A lo lejos vemos el Domuyo. 

Volcán Domuyo visto desde el mirador "La Puntilla"

Llegamos a Varvarco, localidad que se asienta sobre la margen izquierda del río Neuquén y que está a 56 km de Andacollo y a 21 km de Las Ovejas. Tiene una población de 600 habitantes y cuenta con los servicios mínimos para la estadía del turista.

Unión de los ríos Neuquén (izq) y Varvarco (der)

En el éjido urbano hay un punto panorámico donde se unen los ríos Neuquén (aguas cristalinas) y Varvarco (aguas turbias). 

Existe un complejo con cuatro o cinco cabañas de alquiler, que se convierten en una opción altamente recomendable para alojar si se piensa dedicar más de un día para visitar la zona ya que en la Villa Aguas Calientes solamente hay un complejo de cabañas perteneciente al ISSN  (Instituto de Seguridad Social del Neuquén) que suelen estar reservadas con varios meses de antelación.

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Visitamos la Oficina de Informes de la cual nos fuimos gratamente sorprendidos tanto por la calidad de la información brindada como por la dedicación que ponen de manifiesto los jóvenes que la atienden. Como ejemplo basta decir que uno de los folletos es coloreado a mano con lápices de colores, algo impensado en lugares de turismo masivo .

 

A 12 km hacia el norte un cartel señala el desvío de 5 km que, pasando por la escuela de la Matancilla, llega hasta Los Bollillos. 

Vista parcial de la formación conocida como "Los Monjes" en la zona de "Los Bolillos"

 

Son formaciones de areniscas cementadas que por acción del viento y la lluvia han adquirido formas particulares, destacándose el grupo conocido como “Los Monjes”. Es un lugar de gran belleza que seguramente se aprecia mejor en horas de la mañana o el atardecer ya que al mediodía el sol se manifiesta inclemente.

Volvimos a la ruta 43 y seguimos con rumbo norte.

El Domuyo visto desde el camino a Villa Aguas Calientes

Se obtienen vistas soberbias de la parte norte de la Cordillera del Viento con su montaña vedette: el Domuyo.

Aguas Calientes está separado de Varvarco por 32 km de un camino de ripio muy sinuoso en medio de un paisaje ESPECTACULAR. La ruta alterna subidas y bajadas muy pronunciadas para sortear los profundos cajones por los cuales corren varios cursos de agua.

Espectacular camino hacia Villa Aguas Calientes

Los precipicios están a la orden del día y si bien el camino es ancho, se deben extremar las precauciones porque no tiene guardarails.

Una bajada con pendiente muy fuerte nos permite cruzar el puente del Atreuco en el cajón del mismo nombre.

Subida y bajada pronunciadas para cruzar el arroyo Atreuco en el Cajón del mismo nombre

Seguimos “disfrutando” del camino y una fuerte subida, seguida de una curva cerrada, nos coloca sobre un tramo recto que presenta una particularidad: precipicio a ambos lados ya que a la izquierda corre el río Varvarco y a la derecha el arroyo Covunco.

Un vado sobre el arroyo “Aguas Calientes” marca la entrada a la villa homónima.

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Villa Aguas Calientes

El complejo de cabañas mencionadas precedentemente recibe el nombre de Villa “Aguas Calientes” a pesar que no se trata de una localidad. El camping no está oficialmente habilitado pero en el lugar se permite acampar sin costo alguno y disfrutar de las aguas termales aunque es menester que a la brevedad se construyan sanitarios ya que los existentes son insuficientes y están a más de 100 mts de las carpas.

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Sector de camping en Aguas Calientes

 

En el sector de acampe no hay parrillas, mesas ni lugar cerrado donde comer si el clima se presenta desfavorable. 

Desde el anochecer y hasta la medianoche se dispone de luz eléctrica en las cabañas y sus inmediaciones y en los baños del camping. 

 

 

Don Valentín De la Vega, personaje muy querido y oriundo de la zona, es el encargado del lugar. Durante el verano lo acompañan algunos de sus hijos pero el resto del año permanece solo. En el invierno, con 2 mts de nieve, el camino es intransitable y su único contacto con el resto del mundo son sus equipos de radiotransmisión mientras que los caballos constituyen su medio de movilidad. 

Los vecinos más cercanos son un matrimonio de gente mayor que viven en un puesto de la zona pero incomunicados. 

En el lugar no existe proveeduría pero Valentín saca del paso a los turistas vendiendo bebidas (gaseosas y cerveza), haciendo tortas fritas y asando un chivo si se lo encargan con la debida antelación. 

El ISSN, inexplicablemente,  todavía no le instaló una antena satelital para recibir TV y acortarle sus horas de soledad invernal. 

Como la zona del sistema Domuyo es un Área Natural Protegida del Neuquén, desde hace unos meses la Provincia ha designado un guardaparque. El cargo recayó sobre Daniel Castillo, oriundo de la zona, profundo conocedor de toda la geografía circundante y con varios ascensos al Domuyo en su haber. Por ahora no tiene vehículo asignado ni oficina propia y vive en la cabaña que ocupa Valentín. Fuímos testigos de su partida en una cabalgata solitaria de 5 hs hacia Varvarco a gestionar su primer sueldo. 

A pesar de que al Domuyo se lo llama impropiamente volcán, en su cima no se encuentran cráteres o escoria volcánica pero el lugar impone la idea de una caldera inmensa que se manifiesta a través de profundas gargantas, géiseres, olletas y fumarolas de las que brotan aguas termales con elevadas temperaturas, alta presión, vapores y fuertes ruídos. Algunos geólogos están empezando a considerar la posibilidad que se trate de un volcán “complejo”. 

En la zona de las cabañas resulta más sencillo conseguir agua caliente que agua fría y en el predio hay dos cursos de agua que luego de unirse forman el arroyo Aguas Calientes. 

El curso de agua de la foto de la izquierda nace por deshielo como arroyo de agua fría pero en esta época del año solamente recibe agua caliente que brota de la montaña. Su temperatura cercana a los 30 grados centígrados permite que los turistas tomen baños prolongados.

En la foto inferior se observa el humo del agua cuya temperatura supera los 40 grados centígrados. Los baños deben ser necesariamente cortos so pena de sufrir una disminución de la presión arterial.

Resulta sumamente plancentero salir de la carpa o la cabaña a cualquier hora del día o la noche y poder bañarse al aire libre sin depender de la temperatura ambiente. 

Según la folletería, las aguas termales están compuestas por cloruro de sodio y calcio y poseen formaciones únicas de algas que las hacen aptas para el tratamiento de la artritis y de las afecciones dermatológicas. 

Armamos la carpa y dedicamos el resto de la tarde a tomar baños “rejuvenecedores” en el arroyo de menor temperatura.

 

En el afán de reducir peso, entre las cosas que dejamos en Las Ovejas estaba la mesa plegable con sus sillas por lo cual nos trasladábamos una centena de metros hasta la única mesa que está al aire libre, cerca de las cabañas. Por suerte el clima acompañaba y a la noche un polar era abrigo suficiente.

 

Cansados, felices por los paisajes vistos y relajados por el agua termal nos fuimos a dormir.

 

 

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