AGUAS CALIENTES - CHOS MALAL

 

Sábado 19 de febrero

 

Mapas 

Con mucha fiaca nos levantamos y luego del desayuno desarmamos la carpa. Nora y yo tomamos el último baño.

 

Sin apuro partimos desandando el camino y ahora que ya lo conocíamos lo disfrutamos más que a la ida.

Formaciones junto al camino en la zona del Cajón del Atreuco

Arroyo Atreuco

 

 

Paramos algunas veces para sacar fotos y pasamos por Varvarco sin detenernos. Cuando llegamos al desvío de la ruta 54 que conduce a Manzano Amargo y Pichi Neuquén, el fuerte calor reinante, el cansancio de la cabalgata, la majestuosidad del paisaje que habíamos visto y la casi segura imposibilidad de llegar hasta las Lagunas de Varvarco Campos y Varvarco Tapia se confabularon para hacernos desistir de entrar a conocerlos. Son esas decisiones de las cuales a futuro uno se arrepiente pero estoy seguro que volveremos.

 

A las 14:30 hs arribamos a Las Ovejas, donde recuperamos la carga que habíamos dejado al cuidado de los gendarmes. Llegamos al comedor “El Salteñito”, frente a la plaza del pueblo.

 

Hacía 6 días que no comíamos carne y la elección fue rápida: milanesas con guarnición y gaseosas grandes y bien frías. Comimos muy bien y la atención, como en toda la zona es excelente. Gastamos 30 pesos.

Con mucho calor y con el aire acondicionado encendido, a las 16 hs partimos rumbo a Andacollo.

Vista del pueblo de Andacollo viniendo desde "Las Ovejas"

Desde Andacollo se toma un camino que conduce a la escuela de Colo-Michi-Co, desde donde se parte a pie o a caballo para visitar los Petroglifos. También desistimos porque no habíamos avisado que iríamos y teníamos el temor que el maestro, que oficia de guía, hubiera salido con algún otro grupo lo cual nos obligaría a esperar bastante.

El sol esa tarde nos estaba quitando las ganas de conocer el rico pasado cultural de la zona.

Entramos a Andacollo, cargamos combustible, tomamos helados y decidimos dar una vuelta hasta Huingan Có, distante 9 km de asfalto.

Plantaciones de pino en inmediaciones de Huinganco. Al fondo cerro "La Corona" en la Cordillera del Viento

Es un hermoso y ordenado pueblo sobre el arroyo homónimo y sobre la margen izquierda del río Neuquén. Se asienta sobre la ladera de la Cordillera del Viento y es conocido como “el jardín del Neuquén”, por su belleza y por poseer el primer bosque comunal. Se fundó como Comisión de Fomento en 1964 y sus épocas doradas se relacionan con la explotación minera (décadas del 20 al 50). La devaluación del oro a nivel internacional llevó a sus habitantes a buscar nuevas alternativas económicas por lo cual construyeron el vivero forestal en 1968.

Luego de una breve recorrida volvimos a Andacollo y dedicamos el resto de la tarde a disfrutar de la piscina del Camping Municipal, ubicado a pocos cientos de metros del pueblo. Emplazado a orillas del Neuquén, arbolado y con parcelas muy cuidadas, tiene una pileta de natación de aproximadamente 15 x 10 mts.

Por la módica suma de 1 peso por persona disfrutamos del agua fresca y mitigamos el calor. Además de nadar hay que dedicarse a esquivar a la veintena de chicos y chicas locales que juegan a la mancha en el agua y se zambullen desde todos los ángulos posibles. En resumen, este camping es una opción más que interesante para pernoctar en la zona.

Cuando llegó el atardecer y luego de considerar que habíamos dormido las últimas 6 noches en carpa y que hacía esa misma cantidad de días que no disfrutábamos de una ducha con jabón y champú, decidimos seguir hasta Chos Malal, disfrutando de un lindo atardecer.

Repetimos los mismo pasos que a la ida: nos alojamos en el hotel “Picún Ruca” (3 *), cenamos en “El Gran Chef” y visitamos la heladería.

 

Estábamos poniendo fin a la visita de la parte más agreste y menos turística de nuestro recorrido por el norte neuquino.

 

 

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