USHUAIA (parte III)  

ESTANCIA HARBERTON - MOAT - MARTIAL

Otro día lo dedicamos a viajar bordeando el canal de Beagle pero hacia el este, en un recorrido que estimo totaliza entre ida y vuelta, aproximadamente 400 km.

Además de apreciar las vistas que se obtienen desde la costa del canal, quería mostrar a mi hijo, aunque más no sea a la distancia, cuáles son las Islas cuya disputa casi origina la guerra con Chile en 1978.

Se debe partir de la ciudad tomando la RN 3 hacia Río Grande y pasando por los centros invernales, se arriba a Rancho Hambre (41 km) punto donde nace, a la derecha, la Ruta complementaria J.

Se toma la Ruta J que va bajando hacia el mar y que corre paralela al río Lashifashaj, entre las sierras Sorondo y Alvear. En este tramo no se tienen vistas del Canal y a ambos lados de la ruta existe bosque tupido.

Se ingresa a tierras de la Estancia Harberton, residencia de Thomas Bridge, el primer hombre blanco que llegó a la Isla. En el km 71 se llega al empalme de la Ruta K, que en el año 2000 figuraba en construcción. Esta ruta permitiría unir Ushuaia con Puerto Almanza bordeando el Canal y no sé si las obras avanzaron. 

En Puerto Almanza existe destacamento de Prefectura, algunas casas particulares con chacra de animales y huertas y también se crían algunos salmones para consumo. Atracan naves de pesca o turismo.

Al otro lado del canal y en la Isla Navarino (Chile) se encuentra Puerto Williams, que se ve a simple vista y que se conformó alrededor de una base militar. Posee aeropuerto, emisora de FM, escuela, hostería y muelle para que atraquen barcos de gran calado. Si Puerto Williams se convirtiese en ciudad, Ushuaia dejaría de ser la ciudad más austral del mundo. Me llamó la atención, mirando con los binoculares, la presencia de cañones apuntando hacia el canal y porque no decirlo hacia Puerto Almanza. Del mismo modo, dos cañones de la Prefectura apuntaban en sentido inverso.

Desde Ushuaia parten excursiones que navegan el canal hasta Puerto Williams y regresan (pueden alquilarse veleros tripulados con una noche de pernocte en el mismo), ya que no estaba habilitado el cruce por Puerto Almanza.

Retomamos nuevamente la Ruta J y continuamos dentro de las tierras de la Estancia Harberton, por ondulaciones costeras que posibilitan vistas magníficas del canal, de la Isla Gable y otras menores. El viento generalmente sopla siempre del mismo lado y “achata y estira la copa de los árboles”, dando el efecto de “árbol bandera”.

Después de más o menos 15 km desde Almanza, se llega al casco de la Estancia.

La Estancia Harberton por sí sola justifica el viaje. Fue fundada en 1886 por Thomas Bridges en tierras que le donó el gobierno argentino por su labor con los nativos y por ayudar a la Subprefectura de Ushuaia. La casa principal es la más antigua de la Isla y la construyó Lucas, su hijo.

La estancia es un lugar histórico, con visitas guiadas que posibilitan conocer su historia, sus instalaciones, su circuito botánico y su cementerio.

Desde la estancia parten excursiones que por aguas del canal permiten llegar a islas con lobos marinos.

También arriban a la estancia los catamaranes de excursión que parten desde Ushuaia.

Posee una confitería llamada “Manacatush”, en la cual pueden degustarse productos caseros, además de observar la muestra de elementos indígenas y fósiles.

Arribamos a la estancia en horas de la mañana y después de informarnos sobre costos y horarios de visita, decidimos continuar viaje y visitar la estancia a la vuelta.

Otra vez en la Ruta J, el camino bordea la bahía de Harberton y ofrece vistas de las casas de la estancia.

Se arriba al puente del río Moat, que se cruza para arribar a la estancia del mismo nombre. La estancia Moat está en campos de los descendientes del reverendo anglicano Lowrence que fue otro de los pioneros de Ushuaia.

Frente a la estancia, al otro lado del canal se ve la isla Picton que junto a las islas Nueva y Lennox, se hicieron muy famosas en el año 1978.

Efectivamente, por la disputa de la soberanía de estas islas, estuvimos a un paso de librar una guerra fraticida con Chile y que las gestiones del Papa, Juan Pablo II, evitó a último momento.

Recorriendo terrenos de la estancia se llega hasta el Destacamento de la Prefectura Naval Argentina, sobre la costa del Canal. Es el final del camino.

Fuimos invitados por el personal del Destacamento a visitar las instalaciones y charlar un rato sobre las actividades que allí cumplen, el clima, sus regímenes de francos, etc, etc. Mate de por medio, mirando hacia el Sur nos señalaron cada una de las islas cuyo contorno se divisaba entre la bruma.

Lamentando la falta de tiempo, declinamos la invitación a compartir el almuerzo y emprendimos el camino de regreso. 

Eran alrededor de las 14 hs y todavía faltaba visitar la Harberton.

Despacio, por momentos bajo una llovizna tenue, nos dedicamos a admirar el paisaje y sacar muchas fotos mientras recorríamos el camino de vuelta.

Parte del camino entre las dos estancias es de cornisa sobre el canal por lo cual exige precaución.

Arribamos a la Harberton, calculo que alrededor de las 16 hs. 

Se desempeñan como guías jóvenes estudiantes de las carreras de Turismo que son contratados durante la temporada alta. 

Visitamos el cementerio, la unidad productiva rural, carpintería, galpón de esquila y el circuito botánico. Sorprende la presencia de flores, lo cual habla de la dedicación y esfuerzos realizados en esta zona alejada y de clima hóstil.

Cabe señalar que excursiones marítimas unen el Puerto de Ushuaia con la Harberton en modernos catamaranes y en ese momento uno de ellos se encontraba allí. Una vez que el catamarán dejó la Estancia para regresar a Ushuaia, nos instalamos en la confitería para disfrutar más tranquilos de un buen té con tortas caseras y admirar la colección de fósiles y elementos indígenas. 

En el verano de 2000 se estaba construyendo un museo oceanográfico, que estimo está finalizado.

Al atardecer partimos rumbo a la ciudad de Ushuaia recorriendo la mayor parte del camino bajo la lluvia, siendo sorprendidos por la noche mientras recorríamos el último tramo de ripio de la ruta “J”. Sin problemas y bastante cansados arribamos a la “ciudad más austral del mundo”.

Una tarde fuimos por el hermoso camino asfaltado hasta la cabecera de la aerosilla del Martial (pista de esquí alpino en invierno). Como era tarde y la aerosilla ya no funcionaba caminamos hacia arriba, siguiendo su recorrido, hasta la confitería del Club Andino, punto terminal de la misma.

Seguimos ascendiendo, siguiendo el arroyito que baja del Martial, una media hora más pero dado lo avanzado de la hora y el intenso frío reinante, decidimos no continuar. Hacia arriba teníamos una hermosa vista del Martial y hacia abajo la vista de la ciudad, el Canal y las cumbres chilenas. De vez en cuando unos copos de nieve le agregaban belleza al momento, ya de por sí mágico.

Un café caliente en el Refugio y a caminar cerro abajo hasta el auto.

Al pie de la Aerosilla, hay un pequeño y hermoso restaurante que también funciona como casa de té, cuyo nombre no recuerdo. Ahí, un poco desprolijos luego de haber caminado por el barro al descender del Martial, degustamos una porción de torta casera antes de volver a Ushuaia que ya había encendido sus luces.

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