PERITO MORENO - PN PERITO MORENO

Martes 10 de febrero, cumpleaños de Omar

Llenamos el tanque de combustible, cargamos 30 litros de gasoil en el bidón de reserva y colocamos nafta en algunas botellas plásticaspara usar con el calentador.

Intentamos obtener información sobre el estado del camino que une la RN 40 con el PN Perito Moreno, tarea que resultó infructuosa ya que los choferes de los micros que unen Calafate con Perito nunca lo habían transitado. Averiguamos algunas frecuencias de radio utilizadas por las estancias y por el ACA. Cabe recordar que no hay señal de telefonía celular y solamente un teléfono satelital aseguraría la comunicación en todo momento y lugar pero el costo del alquiler es elevado.

A las 1030 tomamos la RN 40 para recorrer el primer tramo de 128 km que nos llevaría hasta Bajo Caracoles. En febrero de 2002 visitamos la zona pero no hicimos este tramo porque llegamos a Caracoles desde el oeste por la RP 41 que conduce al Paso Internacional “Paso Roballos”.

En toda la ruta 40 los guanacos y choiques (ñandúes petisos) vagan libremente y con frecuencia cruzan el camino.

Apenas se sale de Perito el camino sube a la meseta y se obtiene una buena vista del pueblo.

Se suceden los carteles que indican las entradas a las estancias, varias de las cuales incorporaron el turismo como fuente de recursos (Telken, y Los Toldos entre otras).

En algunos sectores la erosión reprodujo un paisaje típicamente lunar.

Cruzamos el puente del Río Pinturas y seguimos de largo en el desvío a la Cueva de Las Manos para llegar a Bajo Caracoles a las 1330 hs.

El ripio en algunos sectores estaba en muy buen estado pero en otros tenía mucho serrucho. El paisaje es pintoresco y nos gustó.

En Caracoles la estación de servicio, que cuenta con Hotel, bar y comedor es punto obligado de encuentro de los viajeros. Aquí hicimos noche en el 2002.

Una regla de oro dice que al transitar por los caminos patagónicos siempre hay que cargar combustible aunque el cálculo indique que el remanente en el tanque es suficiente para llegar a destino.

Descansamos un rato, brindamos por mi cumpleaños y seguimos viaje.

Recorrimos 100 km por la 40 hasta llegar al cruce de Las Horquetas, tramo que ya conocíamos.

Paramos un rato a estirar las piernas y disfrutar de la soledad, momento en que Nora se dio cuenta que había dejado colgado un polar en una de las sillas del parador de Caracoles. Demasiado lejos para volver pero por suerte era un buzo económico.

Doblamos por la RP 37 con destino al PN Perito Moreno.

Este tramo, de 90 km, es muy poco transitado y hay que considerar que este es uno de los Parques Nacionales menos visitados del país (1000 a 2000 turistas por año).

Los primeros 30 km, con largas rectas y piedras “bola” aflorando por doquier, se hicieron interminables. Me preocupaba desconocer con qué nos íbamos a encontrar más adelante y el hecho de viajar con un solo vehículo acentuaba la preocupación.

Contrariamente a lo pensado, a medida que avanzamos el camino comenzó a mejorar y no encontramos barro aunque las huellas a ambos lados del camino testimoniaban que en otra época del año el tránsito se debe hacer difícil.

Cruzamos el río Belgrano por un sólido puente de hormigón y las nubes por momentos dejaban ver a la distancia la cima del Monte San Lorenzo con sus glaciares eternos.

El paisaje es cada vez más bello a medida que viajamos en dirección noroeste.

A las 17 hs llegamos a la estancia “Menelik”, que se encuentra fuera de los límites del Parque Nacional. En muchas fotografías había visto su clásico cartel tallado en madera con el monte San Lorenzo como telón de fondo, que en esta oportunidad se encontraba tapado por las nubes.

Entramos y, a título informativo, consultamos por tarifas y disponibilidad de alojamiento en habitaciones o en refugios ya que no tiene camping. 

La capacidad estaba colmada por contingentes de turistas extranjeros.

Avanzamos unos km más y entramos al Parque. Contrariamente a lo que había pensado, la señalización es excelente y lo primero que hicimos fue llegarnos hasta el Centro de Informes y vivienda del matrimonio de Guardaparques. Es obligatoria la registración de los visitantes.

Las instalaciones y la atención son IMPECABLES.

Antes de viajar había visitado la Casa de la Provincia de Santa Cruz, había enviado mail a la Administración de Parques Nacionales y había navegado en Internet y la información que logré recoger no tenía la calidad ni la precisión de la información recolectada y documentada en carpetas ilustradas que están a disposición de los viajeros en la Sala de Interpretación. Seguramente una parte del esfuerzo que los Guardaparques hacen en el lugar se pierde en algún estamento burocrático y no llega al público en forma masiva.

Debemos considerar que el Parque se encuentra muy alejado de centros urbanos ya que para poder comprar cosas, mandar un mail o hablar por teléfono, es necesario viajar hasta Gobernador Gregores distante 220 km por camino de ripio.

Nos informamos sobre la frecuencia de radio VHF que se utiliza en la zona (155,675 Mhz) y sobre las posibilidades de alojamiento. Las alternativas eran: camping libre en el bosque sobre la costa del Lago Burmeister (a 16km), camping libre junto a la casa de Guardaparques en el Rincón y camping pago o alojamiento en la Estancia “La Oriental” .

Vecino al Centro de Informes está el casco de la estancia Lago Belgrano que no brinda servicios turísticos.

Recordando que ese día festejábamos mi cumpleaños, decidimos ir a La Oriental.

En aislamiento del Parque respecto de los circuitos turísticos convencionales ayuda a la preservación de su estado casi “virginal” y eso es una de las cosas que impactan cuando se lo recorre.

Las nubes por momentos dejaban ver la cima del San Lorenzo.

Se ven muchos guanacos y choiques y entre las aves pudimos ver bandurrias, avutardas y algunas de rapiña.

Existen testimonios de la presencia de pumas pero son huidizos y los contactos son mínimos. En ciertas áreas del Parque vedadas al turismo (intangibles) se intenta recuperar la población de huemules.

Los caminos que transitamos dentro del Parque están en muy buen estado y solamente los últimos cientos de metros antes de La Oriental son un poco más duros e imagino que podrían ponerse difíciles para un auto en caso de lluvia.

Llegamos hasta la estancia perteneciente a la familia LADA. Luego de consultar el tarifario y comodidades, decidimos acampar en el sector habilitado que está vecino al casco. También se brinda alojamiento en habitaciones de la casa y servicios de comida.

El área, con césped y ubicada entre los árboles, tiene abundancia de agua y está reparada del viento. Dispone de un refugio techado con 2 baños con agua caliente permanente, mesada, pileta para lavar vajilla y luz eléctrica, todo en óptimas condiciones de funcionamiento e higiene.

Había otra familia en el camping y decidimos que cada grupo familiar utilizaría uno de los baños. Más no se podía pedir: acampar con baño privado, cocina instalada y en un entorno paradisíaco.

Cenamos comida de camping (fideos, arroz,  arvejas o algo por el estilo), brindamos simbólicamente con agua y gaseosa, comimos algo de chocolate, recibí unos tirones de orejas por el cumpleaños y nos fuimos a dormir.