MALARGÜE - TERMAS DEL AZUFRE

Martes 8 de febrero

 

 

Mapas 

 

Partimos a las 10 hs tomando la ruta 40 con rumbo sur. El paisaje, si bien árido, es muy lindo y en los primeros kilómetros el asfalto está en buen estado.

Cruzamos varios vados que se encontraban sin agua pero que en épocas de crecidas pueden ser bastante peligrosos.

Se sugiere precaución con el badén que se encuentra unos metros antes del Núcleo de Servicios Turísticos en la zona de Manqui Malal (Corral del Cóndor) porque tiene piso de piedra y no de asfalto liso.

En este paraje existe la posibilidad de visitar sus dos cascadas (25 y 29 mts de altura), disfrutar de chivitos, realizar actividades como escalada deportiva, trekking, rappel, tirolesa y pernoctar. 

Atravesamos la Cuesta del Chihuído y continuamos viaje hasta la población de Bardas Blancas. Algunos tramos de la RN 40 desde hace años se encuentran en estado calamitoso y la presencia de serruchos, baches y ripio exigen manejar con mucho cuidado, especialmente con vehículos chicos y medianos.

 

Zona de BARDAS BLANCAS

   

Arribamos a Bardas Blancas y luego de cruzar el puente sobre el río Grande tomamos la ruta 224, que vía Potimalal y Las Loicas, continúa hasta el Paso Internacional “Pehuenche” que nos conecta con la ciudad chilena de Talca.

 

Hace algunos años que comenzaron los trabajos para asfaltarla y si bien ahora ya cuenta con capa asfáltica hasta Potimalal, nos vimos obligados a circular por desvíos de ripio bastante malos que corren entre la ruta y el río Grande.

 

A las 13:00 hs llegamos a Las Loicas, poblado en el cual se deben hacer los trámites migratorios y aduaneros si se va a pasar a Chile por los siguientes pasos internacionales : Pehuenche, que en esta oportunidad estaba abierto y Vergara o Planchón (ruta 226) que se encontraba cerrado debido a un desmoronamiento en el camino del lado chileno.

 

Arena blanca (de lejos semeja nieve) que en algunos sectores obliga a transitar en segunda velocidad sin detenerse

 

 

Las Loicas es punto de paso obligado para visitar dos termas: Cajón Grande a la cuales se accede tomando un desvío de 8 km que sale de la ruta 224 antes de llegar al Pehuenche y las Termas del Azufre, en proximidades del paso Vergara, a las cuales se llega luego de recorrer aproximadamente 100 km.  

Ambos complejos termales son visitadas mayoritariamente por ciudadanos chilenos, que viven más cerca. En el año 2003 conocimos las de Cajón Grande y como el Paso Pehuenche recién se estaba abriendo luego de estar dos años cerrado, disfrutamos de las mismas con muy poca gente. En esta oportunidad disfrutaríamos de las termas del Azufre también con muy poca gente porque no estaba habilitado el Paso Vergara.   

Cabe considerar que estas últimas termas están a más o menos 200 km de Malargüe, en su mayoría de ripio y a muy pocos kilómetros de poblaciones chilenas cuyos pobladores aprovechan los fines de semana para cruzar la frontera en forma masiva y disfrutar de las aguas calientes. Suelen venir entre 200 y 300 personas.

 

Preguntamos a los gendarmes el estado del camino y les informamos de nuestra intención de llegar hasta las Termas del Azufre y , eventualmente, hasta el Paso Vergara.

 

La gente de la página Viajeros tiene un excelente relato de esta zona ya que intentaron ver si se podía conectar la zona de Valle Hermoso con la zona de las Termas y Valle Noble sin dar la vuelta por Malargüe – Bardas Blancas – Loicas. Recomiendo ampliamente la lectura llamada “Esquivo camino” mediante el cual con unas pocas decenas de kilómetros se salvarían alrededor de los 280 km que insume la vuelta más larga.

 

Unos cientos de metros antes de Las Loicas se cruza un afluente del río Grande por un sólido puente de hierro y a poco de andar la ruta toma rumbo norte, remontando el río Grande por su margen derecha hasta sus nacientes.

 

El camino es un deleite para la vista, en su mayor parte sinuoso pero sin grandes pendientes, alternando algunos tramos rectos en los cuales se puede circular rápido (Valle Noble), algunos pocos arenosos, otros de cornisa y un sector también de cornisa, pero angosto y con muchas piedras sueltas que se deben esquivar a paso de hombre (zona conocida como “La Estrechura”).

 

A pesar de que en el trayecto no existen poblaciones, se cruzan varios puestos de estancia, algunos de ellos con vehículos y ocupados durante todo el año y en los cuales se puede solicitar alguna ayuda en caso de problemas. El más importante de ellos creo haberlo visto en la zona de “Invernada del Viejo”.

 

Se deja atrás el nacimiento del río Grande en la junta de los ríos Tordillo y Valenzuela y el camino sigue remontando a éste último.

 

Llegando a Termas del Azufre que se encuentran a los pies del glaciar que baja del cerro El Peñón (izq) y a la derecha se observa el humo que emana del Volcán Peteroa

 

Ya próximos a nuestro destino podemos divisar, al fondo y en el cordón limítrofe, el Cerro Planchón y el Volcán Peteroa con su columna de humo.

 

A las 15:30 hs arribamos a las Termas del Azufre, ubicadas al pie del cerro Peñón y desde las cuales no se ve el Peteroa.

   

Al fondo se observan las construcciones en zona de las Termas

 

El paisaje es muy lindo y debido a que estaba cerrado el Paso Vergara éramos muy pocos los turistas que allí estábamos.

 

Para alojarse se puede optar entre cuchetas instaladas en dos o tres contenedores que ofician de “habitaciones” o armar la carpa.

 

Construcciones en las Termas: a izquierda el edificio de los Sanitarios, al centro el quincho y administración, a derecha los contenedores que ofician de dormitorios y más atrás la capilla.

 

Se han construido algunos refugios de material que posibilitan instalar la carpa con más resguardo frente a vientos o lluvias pero nosotros preferimos armarla en un sector delimitado por pircas a fin de disfrutar más del paisaje y no “sentirnos encerrados”.

 

Los sanitarios están en muy buen estado de limpieza, se dispone de un quincho con capacidad para varias decenas de personas, la posibilidad de comprar leña y algunos alimentos y un generador suministra energía eléctrica e iluminación desde que se pone el sol hasta la medianoche.

 

Por supuesto que la impresión que me llevaría del lugar si estuviera trabajando a pleno seguramente sería distinta porque posiblemente algunos servicios colapsarían, el bullicio sería mayor y tal vez habría que hacer cola para tomar los baños termales.

 

Apenas llegados tuvimos oportunidad de presenciar un rodeo en el cual los puesteros primero dejarían salir del corral al ganado vacuno grande y luego irían soltando de a uno a los novillos a fin de pialarlos, lazo mediante, para “marcarlos” y eventualmente “caparlos”.

 

Los baños termales pueden tomarse en varias piletas (alrededor de una docena) que tienen agua a temperaturas que oscilan entre los 30 y los 45 grados centígrados. Algunas de ellas tienen burbujas que recuerdan a las bañeras con hidrozono.

 

Las construcciones de material blanco albergan piletas. Nora y los chicos en la única que permanece sin cercar

   

Lo particular de estas termas es que el agua brota naturalmente en cada uno de los pozos y de allí que son distintos unos de otros.

En todos los pozos de agua caliente, a excepción del llamado “San Eduardo”, se han construido paredes que si bien disminuyen la vista del paisaje circundante, protegen a los bañistas del viento y otorgan mayor privacidad.

 

   

Aprovechamos el resto de la tarde para visitar varias de las piletas y disfrutar del entorno.

 

Debido a que las termas de encuentran al pie del Peñón, el sol se oculta más temprano y la sensación térmica baja inmediatamente varios grados; a la noche el abrigo de un polar resultó suficiente.

 

Cenamos e hicimos sobremesa en el quincho aprovechando la iluminación.

Dedicamos unos minutos para disfrutar el cielo estrellado y nos fuímos a dormir.

 

 

Atrás Principal Arriba Siguiente