MENDOZA - SAN JUAN - LAS FLORES

Viernes 10 de febrero

Por la RN 40 partimos rumbo a la ciudad de San Juan.

No ingresamos al casco céntrico ya que lo habíamos visitado unos años atrás y en verano el calor se hace sentir, sobre todo a mediodía.

Cuando cargamos nafta en la zona de Rawson, vecina a la capital sanjuanina, me sorprendió el comentario del playero que nos despidió con la siguiente frase: "que tengan buen viaje y disfruten de su estadía en mi provincia".

Aparecen las primeras estribaciones, los primeros badenes, sin agua, y el paisaje rápidamente empieza a cambiar poniéndose más lindo.  

A la altura de la estación, ya levantada, de Matagusanos abandonamos la RN 40 que sigue con rumbo norte hacia San José de Jachal y tomamos la ruta 436 que lleva hacia la zona del Valle de Iglesia.

Tomamos algunas fotos de los restos de la estación y seguimos viaje.  

A los pocos kilómetros hicimos una parada corta en las Termas de Talacasto.

El lugar cuenta con una prácticamente nula infraestructura turística, con una pileta al aire libre, de tamaño similar a una bañera, y dos o tres piletas dentro de unas habitaciones de madera.  

Hay un cuidador que cobra $ 1 por utilizar el lugar para picnic o $ 2 por persona si uno hace uso de los baños termales.

Cabe acotar que el agua está más o menos a una temperatura de 28 a 30 grados.

Nos bañamos al aire libre, comimos algunos sandwiches y seguimos viaje.

El camino, siempre asfaltado, pasa entre las Sierras de Talacasto y de La Invernada.

Paramos sobre la ruta para tomar algunas fotos de la mina "Gualilán", actualmente abandonada. Hay un camino que entra unos pocos kilómetros hasta la mina pero decidimos no tomarlo y continuar viaje.  

El camino asciende hasta alcanzar  el Portezuelo del Colorado,  punto desde el cual se tienen hermosas vistas hacia los valles de la zona de Iglesia y Pismanta.  

Paramos en el pueblo de Iglesia (1800 msnm) y entramos a la capilla.

Una esquina, típica en los pueblos de la zona, me llamó la atención.

Seguimos viaje a Las Flores,  pueblo que se encuentra a 10 km, con estación del ACA y por el cual pasa el camino que va hacia Agua Negra.

En el puesto de Gendarmería nos comentaron que podría resultar difícil conseguir alojamiento ya que al día siguiente arribaría a la localidad vecina de Rodeo, el sacerdote colombiano Darío Betancourt, famoso por sus prédicas y prácticas de sanación. Se esperaba una gran afluencia de fieles, venidos desde toda la Provincia, la cual incluía al Gobernador y una nutrida comitiva de funcionarios.

En pocos kilómetros se ubican los pueblos de Iglesia, Las Flores, Rodeo y el Hotel "Termas de Pismanta", éste último de precios más elevados.

Conseguimos alojarnos en una cabaña del complejo "Los Perales", pagando $ 75 por día.

Recomiendo ampliamente este alojamiento ya que cuenta con amplio parque, arboleda, pileta de natación, excelente atención a cargo de los propietarios, hermosa vista a los cerros nevados de la Cordillera, agua caliente las 24 hs, parrilla, garage bajo techo, etc. Las cabañas son muy cómodas, además de ser antisísmicas.

La zona goza de un microclima que implica temperatura agradable durante el día y más fresca durante la noche lo cual nos permitió dormir tapados con una manta.

Aprovechamos para visitar el Hotel Termal de Pismanta y conocer su parque, confitería y comedor a los cuales se puede acceder sin estar alojado.

Disfrutamos de un atardecer espectacular, lamentando haber dejado las cámaras de fotos en la cabaña.  

Las Flores es un pueblo esencialmente agricultor y productor de semillas de porotos, lechuga, papa y alfalfa, en el cual se entremezclan antiguas casas coloniales con casas simples de adobe.

Visitamos el pueblo de Rodeo donde ya se notaba el movimiento que generaba la inminente visita del Padre Betancourt: muchos baños químicos instalados, fuerte presencia policial, micros que transportaban a los fieles que empezaban a acampar en la zona, armado de escenografía donde daría misas, etc..

Rodeo cuenta con varios lugares donde comer aunque decidimos volver hacia la zona de Pismanta y cenar en un restaurante llamado "La Olla", que nos recomendaron como bueno.

Esa noche fuimos los únicos comensales y la comida fue buena y los precios accesibles.

Un descanso reparador puso fin a un día de mucho andar.