CUANDO PA´ CHILE ME VOY ......

SAL (3)


 





Bordeamos el Salar de Rincón (en algún lado figura como Salar de Ratones), sufrimos el serrucho (calamina) impiadoso y empezamos a divisar ell Paso de Sico.





Al fondo, como único edificio se encuentra el Complejo Fronterizo





Mateamos con los gendarmes y partimos para San Pedro de Atacama (SPA)pasadas las 16 hs.
Craso error: salir tan tarde nos obligó a viajar rápido, sin detenernos en lugares muy lindos.


La posibilidad de tener que dormir en medio de la nada y viajando en solitario “mete un poquito de miedo”.


Este camino es muy desolado ya que prácticamente toda la gente viaja por Jama que es totalmente asfaltado.
No hay que olvidar que son pasos que están a más de 4500 msnm.


El camino sube un poco para depositarnos en la planicie que nos lleva a la línea demarcatoria del límite. El viento sopla muy fuerte y el lugar es un bello páramo.





Trasponemos el límite en la más absoluta soledad e ingresamos en territorio chileno.





La Salina del Laco fue la primera en dejarse ver.





El control del lado chileno se encuentra en la Avanzada Laco.

Está en el medio de la foto, como una manchita blanca sobre el camino en recta. Al fondo se distingue el Abra por la cual sigue la ruta.

 





Más vistas de la Salina Laco y su laguna.








La Laguna “Tuyaito” nos sorprendió con su color verde, en lugares azul, contrastando con la orilla blanca.

 

 

















Pasamos por la orilla del Salar El Talar.

 









Por falta de tiempo no pudimos entrar a las Lagunas Miscante y Miñiques, ambas muy bellas. Será para la próxima.

El paisaje es majestuoso, con cerros que superan los 5500 msnm. El camino por momentos tiene mucho serrucho, que obliga a bajar la velocidad aunque lo avanzado de la tarde nos exige marchar a buen ritmo. Pobre Kangoo, se las tiene que aguantar.









El primer pueblo es Socaire, al borde del Desierto de Atacama. Tomamos
conciencia que desde acá podríamos volver a casa sin tocar ripio, solamente viajando por ruta asfaltada.





A la izquierda el Desierto y a la derecha los volcanes que nos separan de nuestro país. Es un paisaje que no guarda relación con los que había visto hasta ahora.

El Volcán Licancabur, uno de los picos emblemáticos de la zona, se yergue inconfundible.

Llegamos de noche a SPA. Es viernes y no hay alojamiento.
Maldigo el haber salido tan tarde.
Nos vamos a Calama, ciudad distante 100 km hacia el Oeste.

Recién a la medianoche conseguimos alojamiento en un hotel, el único y es un 4 estrellas. Los precios en dólares nos indican que no estamos más en la Puna argentina.

Es sábado al mediodía y desandamos el camino hacia SPA.
El cruce del desierto, con un sol que castiga muy fuerte, obliga a usar el aire acondicionado.

El paisaje me gusta.. algunos picos se asoman lejanos, por sobre las nubes. Tienen nieve. Mirando un mapa intentamos descubrirlos. Creemos que son los Volcanes San Pedro, San Pablo, Cerro del Cajón, etc, con alturas que superan los 6000 msnm.





La ruta es hermosa, bien señalizada, con larguísimas rectas que bajan y suben, mostrando la magnificencia del Desierto.





SPA está a la vista, allá abajo, es un oasis verde que se distingue del entorno de arena y sal.

Antes de llegar al pueblo la ruta atraviesa la Cordillera de la Sal. Nos detenemos y sacamos fotos .








Nos alojamos y al atardecer vamos a recorrer la zona que otrora fuera importante por la explotación salitrera.


Nos alojamos y al atardecer vamos a recorrer la zona que otrora fuera importante por la explotación salitrera.

Todo es sal, dura, irregular, extraña para nuestra experiencia de vida citadina.

Algunas formaciones sorprenden por su belleza y por sus formas.








Nos internamos unos kilómetros por un camino horrible, pero que despacio se puede transitar en auto.




Estamos frente a construcciones abandonadas







Caminamos por el sector de socavones de donde extraían el mineral.




En detalle ..




El sol está por esconderse y el viento sopla fuerte.

Es un paisaje alucinante que nos hace olvidar el enojo del día anterior por no conseguir camas.

A diferencia de nuestro país, Chile tiene todo su territorio desarrollado y poblado, recibiendo viajeros de todo el mundo, con una industria turística expandida por todos sus rincones.

SPA está lleno de gente: de otros países y mucho turismo de fin de semana. Febrero es el mes pico para los hermanos chilenos como lo es enero para los argentinos.

Los precios son altos, tal vez injustificados en algunos casos, pero.. ¿ porgué bajarlos si hay gente dispuesta a pagarlos ?.


Desandamos lentamente el camino que se interna por la Cordillera salina.











Una costumbre es subir a las lomadas y desde ahí mirar la puesta del sol. Corremos porque es tarde.





A pesar que hace varios días que estoy en la altura, mis pulmones parecen explotar y el pecho me duele durante un largo rato. Caminar sobre la arena floja no es para cualquiera.

Somos cientos de personas haciendo lo mismo. Los más “madrugadores” ya están ubicados en los lugares más altos.

Se escuchan voces que hablan en muchos idiomas distintos.

Sinceramente, prefiero una puesta del sol sobre el mar o sobre una superficie plana: la puna, el campo o la estepa patagónica. Parece que por estos lares, esa costumbre de ver la puesta del sol la saben vender muy bien.


Fin del día ...

Por la mañana vamos a conocer los Géiseres del Tatio, pero como este relato es de SAL, no voy a poner nada al respecto.

Por la tarde entramos al Salar de Atacama.


Mirando hacia el este, hacia Argentina..





Los ojos de agua salada nos permiten vivir una experiencia que no conocíamos: flotar sin hacer movimiento alguno, en las posiciones más inverosímiles. Los que “tienen más mundo” dicen que en el Mar Muerto sucede lo mismo.





Los piletones naturales son muy profundos, con agua tibia y transparente. El sol pega muy fuerte: estamos en medio del desierto. Los volcanes detrás agregan imponencia al entorno.





Los cabellos duros, la piel blanca y la ropa de baño acartonada son el resultado de la inmersión.


Para volvernos a la normalidad, la naturaleza se encargó de poner pozones de agua dulce, a pocos kilómetros de allí.
Un chapuzón y todo vuelve a estar como antes.





Llega la hora de disfrutar la puesta del sol sobre la superficie salina.





Estamos muy contentos y hacemos payasadas sobre la superficie blanca, que por “vergüenza” mantenemos fuera de esta página.








Como "fan" de León Gieco, Nora intenta simular la tapa de una de sus obras.





También lo había hecho en el 2006, en las Salinas Grandes (Jujuy), donde se fotografío León





Nos divertimos mucho y para completar un día mágico disfrutamos de un snack con pisco sour.

Una mirada más al paisaje ...





Y con nuestras sombras sobre la sal, le decimos adiós al Salar de Atacama.





Otra noche más.


Llegó el día de regresar a suelo natal y el cruce por el Paso de Jama es una invitación para los sentidos: alturas importantes, cerros de colores, salares, lagunas y una ruta impecable.

Al principio, los cuarenta kilómetros de subida constante y el auto muy cargado, nos obligan a marchar en segunda y el último tramo en primera velocidad.


Vemos al desvío a la frontera Chileno - Boliviana, distante 6 km y que se puede cruzar con mínimos trámites. Allí, muy cerquita y detrás del Volcán Licancabur a cuyos pies estamos, está la Laguna Verde y la Laguna Blanca.





Cometo el otro error garrafal del viaje. Me confundo pensando que todavía faltaba otra subida muy grande para llegar al límite internacional y, considerando lo lento que veníamos, decido seguir de largo.


Después de ver fotos de otros viajeros, he decidido que tengo que volver a ver ese paisaje con mis propios ojos. Igualmente me queda la duda si una vez apartado del asfalto no hubiera tenido complicaciones con alguna subida para retomar la ruta.


Seguimos con las fotos.










La próxima vez que vaya por la zona, conociendo de antemano las distancias y geografía, dedicaré más tiempo a las detenciones para hacer más y mejores tomas.


Por otra parte hay que considerar que se está a gran altura y uno no dispone de la misma energía y "lucidez" con que contamos cuando estamos a nivel del mar.











Por momentos creo que el gps se enloqueció ya que la altura empieza a subir, marcando más o menos 4900 msnm.























Las montañas chilenas quedan atrás. Desde un mirador vemos las instalaciones del complejo fronterizo argentino, en medio de la Puna. Adiós Chile.. volveremos.




 

 

 

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