RIO GALLEGOS - EL CALAFATE

 

 

 

Por la mañana partimos rumbo a El Calafate. La RP 5 continuaba en mal estado y debimos transitar largos tramos a paso de hombre esquivando los mismos baches del verano pasado. Allí estaban, “simpáticos y más profundos”.

 

Aproximadamente a mitad de camino, en Esperanza, cargamos combustible y tomamos un café.

 

En las primeras horas de la tarde ya llegábamos a El Calafate.

 

La meteorología no pintaba muy buena para los próximos días y el mal tiempo se convirtió en nuestro compañero durante buena parte de nuestra estadía en la zona.

 

Pensábamos quedarnos un día y medio en Calafate pero la lluvia hizo que nos quedásemos casi tres días, alojados en el Casino del Escuadrón 42 “Calafate” de Gendarmería.

 

Por la tarde aprovechamos para visitar la Reserva Laguna NIME que está pegada al casco urbano y a la cual se puede llegar caminando.

 

LAGUNA NIME - Al fondo se visualiza El Calafate

 

Rica en avifauna (cauquenes o avutardas, bandurrias, flamencos, etc)  y con un cielo tormentoso nos regaló un hermoso atardecer.

 

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Laguna NIME BANDURRIAS

 

El siguiente día se lo dedicaríamos por completo al Glaciar Perito Moreno que  agradeciendo nuestra perseverancia nos regaló un sinnúmero de rompimientos que filmamos y fotografiamos.

 

Salimos de El Calafate por el antiguo camino de tierra, RP 15, que pasa frente a la Estancia “La Anita”, donde un monumento recuerda a los trabajadores muertos como consecuencia de la represión militar por el levantamiento generado a partir de sus demandas de mejores condiciones laborales.

 

Dicho levantamiento está narrado en el libro “La Vengadores de la Patagonia Trágica” de Osvaldo Bayer y en la película “La Patagonia Rebelde”.

 

En el 2002 la RP 11 que corre a orillas del lago Argentino y que llega hasta el mirador del Glaciar se encontraba asfaltada hasta su cruce con la RP 8 que lleva a Puerto Bandera, punto de partida de las excursiones que van hacia el Upsala. Dentro del Parque Nacional, la ruta 11 continúa siendo de ripio.

 

Considero oportuno señalar la conveniencia de disponer del tiempo suficiente para disfrutar del Glaciar sin apuro. En horas de la mañana y antes que lleguen los primeros tours uno puede pararse frente a él para extasiarse con sus crujidos, rompimientos y reflejos que varían conforme la cantidad de luz que lo ilumine.

 

Yendo en días consecutivos se puede ver como varía el frente del Glaciar y la cantidad de hielo que flota como producto de las rupturas.

 

En esta oportunidad no hicimos excursiones, volviendo a El Calafate para dormir.

 

A 7 km de la villa turística se encuentran las Cuevas del Gualicho con sus pinturas rupestes, que a pesar de haber estado en la zona alrededor de seis veces todavía no conozco.

 

 

 

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