EL CHALTÉN - GLACIAR PIEDRAS BLANCAS

 

 

 

Visitamos, como siempre, el Chorrillo del Salto (ver relatos anteriores).

 

Chorrillo del Salto

 

Emprendimos nuestra primera caminata, sin llevar elementos para acampar, hacia la zona de laguna Capri.

 

Las nubes dijeron presente y por momentos ocultaban la cima del Fitz y sus agujas escuderas.

 

Mirador del Fitz Roy que se encontraba cubierto por las nubes

 

Nos tentamos y seguimos hacia Poincenot. Al no tener la carpa, teníamos que volver al pueblo antes de la noche que por esos pagos llega alrededor de las 22 hs.

 

Sin carga y conociendo el sendero, decidimos continuar más allá de la Laguna Capri caminando bastante rápido.

 

En Poincenot reconocimos el refugio de troncos donde habíamos instalado la carpa en el 2001 y seguimos con rumbo al campamento Río Blanco para visitar el Glaciar Piedras Blancas y volver luego a El Chaltén.

 

Alcanzamos el río Blanco, lo cruzamos por el puente de troncos y comenzamos a caminar río abajo por su margen izquierda.

Este río nace en la Laguna Sucia y desemboca en el Río de las Vueltas.

 

En este tramo cometí un error garrafal e imperdonable: no le presté atención a las molestias que sentía en mis talones como producto de haber utilizado un par de medias gastadas.

 

Después de media hora de caminata, no muy linda paisajísticamente ya que se transita siempre en el fondo del valle, llegamos al arroyo Piedras Blancas. Este arroyo baja del glaciar y lago homónimos entre dos grandes morenas laterales.

 

Se debe comenzar a subir por la margen derecha del arroyo hasta llegar cerca del lago y luego cruzarlo en una zona de grandes bloques graníticos.

 

Nos enfrentamos con los bloques, subimos a algunos de ellos pero como habíamos salido tarde y pensando llegar solamente hasta Capri, no pudimos invertir más tiempo en buscar el cruce para llegar hasta el Lago.

 

Con poco tiempo y muchas rocas por delante desistimos de llegar hasta la laguna que está al pie del Glaciar Piedras Blancas que se observa al fondo

 

 

Tampoco habíamos llevado el libro de tamaño bolsillo de Miguel Alonso “Trekking en Chaltén”, un clásico en la zona, que describía esta estrategia de aproximación.

 

No nos preocupó el hecho de renunciar a seguir ascendiendo ya que tendríamos unos cuantos días por delante para volver.

 

Glaciar Piedras Blancas. Al pie existe un hermosísima laguna con témpanos a la cual no llegamos en este viaje

 

Emprendimos el regreso y tal vez estando todavía a tiempo, por no demorarme a revisar mis pies, decido llegar hasta Poincenot. Si había una última oportunidad de evitar las malditas ampollas, acababa de desperdiciarla.

 

Nunca había padecido ampollas y jamás imaginé el estado en que vería mis talones cuando me saqué las zapatillas de trekking. Ya era tarde.

 

Lo que más bronca me dio es no haber revisado la mochila grupal que llevábamos ya que cuando lo hice encontré un par de medias de recambio que me hubieran evitado las lesiones.

 

A partir de este momento, nuestras futuros recorridos, en parte, se vieron limitados por estas heridas.

 

Paramos a descansar en el mirador y para ese entonces las nubes casi habían desaparecido dejando al descubierto al Fitz y todos los demás cerros vecinos.

 

Retornamos a las cabañas sin problemas; en mi caso particular sufriendo con cada paso pero había que “apretar los dientes y bancársela”.

 

 

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