BALANCE DEL VIAJE

 

El KANGOO se comportó en forma excelente, sin inconvenientes mecánicos ni pinchaduras de neumáticos.

Lamentablemente el clima no acompañó y nos impidió llegar a algunos lugares que habíamos programado visitar, como la Punta Norte del Lago del Desierto. 

También por el mismo motivo permanecimos más tiempo del previsto alojados en cabañas en lugar de haber aprovechado más la carpa.

Aprovechamos para realizar el trekking con campamento en Poincenot y disfrutar de la maravillosa Laguna de los Tres sin apuro. También para visitar el glaciar Viedma.

Nos sirvió para probar el equipo de campamento y sacar experiencias a fin de mejorar en el futuro: qué cosas llevamos y deberíamos haber dejado y que cosas nos faltaron.

La carpa se comportó muy bien, pero debemos descartarla para futuros trekkings por su altura y peso.

También comprendimos la necesidad de calcular el gasto de calorías conforme las actividades a realizar y determinar las raciones alimentarias que aporten esas cantidades. Lógicamente, el cálculo además debe incluir como parámetros restrictivos, el peso, el volumen y cuánto tardan en cocinarse. El tiempo de cocción entre otras cosas me permitirá calcular cuánto combustible tengo que llevar.

También se saca experiencia sobre el armado de la mochila, sobre los tiempos de marcha conforme el tipo de terreno a recorrer y sobre la importancia radical en escoger elementos lo más livianos posibles.

Disfrutamos de la tormenta en la carpa, del sonido mágico de las gotas al caer y de la fuerza del viento.

Vimos hermosos atardeceres en la ruta, imposibles de ver en la ciudad.

Disfrutamos del amanecer que bañaba al Fitz y sus agujas vecinas con un color naranja imposible de describir.

En fin, como todo viaje, nos aportó vivencias que son imposibles de transmitir y que nos enriquecerán como personas.

Y por último: nos dejó con muchas ganas de volver.

 

F I N

 

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