CAÑADON RÍO PINTURAS
CUEVA DE LAS MANOS
Tomamos la 40 en dirección norte (hacia Perito Moreno) durante 7 km y luego giramos a la derecha para tomar la RP 97 (vecinal) hasta el Cañadón del Río Pinturas, distante 45 km.
Hemos encontrado numerosas manadas de guanacos y choiques (ñandúes petisos).
En medio de la meseta extensa y desértica se eleva el Cerro Chato, que era venerado por los indígenas.
Vista del cerro "CHATO" |
Un poco más adelante el camino deja ver algunos farallones del Cañadón del Río Pinturas, que aparece de golpe y después de una fuerte bajada se llega al Centro de Interpretación. El cañadón, profundo tajo en la llanura, tiene alturas estimadas de hasta 200 mts y las cuevas y aleros con las pinturas rupestres pre-tehuelches se encuentran a unos 50 mts de altura sobre el nivel del río.
Cañadón del Río Pinturas |
Se estiman que las pinturas datan del año 8000 AC y los especialistas distinguen tres grupos estilísticos, a saber:
Grupo A: alto nivel artístico, con escenas de caza y anécdotas de la relación cazador – presa, persecuciones grupales e individuales. Las figuras humanas son más chicas que las de los guanacos. Sus colores son el negro, ocre-amarillo, rojo claro y violáceo y se las ubica preferentemente en paredones externos.
Grupo B: principalmente manos y también guanacos. Las figuras humanas son más estáticas. En la Cueva de las Manos hay hileras de guanacos en negro y violáceo. Hay figuras abstractas con forma de círculos, óvalos, espirales, estrellas, trazos rectos o serpenteados.
Hay series de puntos que semajan lagartos en color violáceo.
Las figuras humanas tienen cabezas pequeñas y los brazos y piernas están abiertos y dibujados de frente.
Grupo C: solamente en la Cueva de las Manos y con pocos motivos. Tienen color rojo intenso. También hay manos negativas blancas ejecutadas sobre rojo. La figura humana es más grande.
Después del análisis con rayos X se comprobó que se usó yeso y arcilla que según su contenido de hierro permite lograr distintas tonalidades. El yeso y los pigmentos fueron traídos desde fuera del sector.
Finalizamos la visita, compramos alguna remera en el Centro de Interpretación, merendamos disfrutando del paisaje y desandamos el camino hasta Bajo Caracoles.
Una aclaración: el Cañadón es tan imponente que si no existieran las pinturas rupestres, igual merecería una visita.