LAGUNA DE LOS TRES

 

Domingo 22 de febrero

Amaneció con un día hermoso y a pesar que había programado levantarme temprano para ver el Fitz teñido de naranja, me quedé dormido y me perdí el espectáculo.

La mayor parte de los visitantes hacen en el día el trekking El Chaltén – Poincenot – Río Blanco – Laguna de los Tres – El Chaltén. Eso exige salir temprano del pueblo, caminar rápido y disponer de menos tiempo en la laguna. Nosotros hicimos ese recorrido en el año 2000.

El hecho de que esta sería nuestra tercera subida a la laguna y que pernoctaríamos otra noche más en Poincenot, nos permitía movernos si apuro.

Luego de un buen desayuno preparamos una mochila grupal con alimentos energéticos para la marcha y los infaltables sandwiches para el mediodía.

No hay que olvidarse del protector solar, los anteojos oscuros y la campera cortavientos.

El sendero tiene una primera parte sin desniveles que lleva hasta el campamento Río Blanco, habilitado solamente para escaladores. Antes de llegar se cruza el río del mismo nombre mediante un puente precario de troncos.

Es un buen lugar para cargar agua, necesaria solamente para llegar hasta la laguna.

Desde Río Blanco el sendero presenta una elevada pendiente,  que en un principio puede amedrentar pero que se sube sin inconvenientes. El desnivel a vencer es más o menos 400 mts. Este año y a fines de no degradar el ambiente, el sendero estaba marcado. (Ver foto)

En esta zona se cuenta con la ventaja que estamos a baja altitud respecto al nivel del mar por lo cual no se sufren problemas de apunamiento.

Nosotros tratamos de caminar despacito y en forma pareja, con muy pocas detenciones para mirar el paisaje, tomar un poco de agua e ingerir algún alimento energético (Caramelos, pasas de uva, nueces, barra de cereales, según las preferencias personales).

Lagunas Madre e Hija desde el sendero a Laguna de los Tres

En mitad de subida, si miramos a nuestra izquierda vemos desde la altura las lagunas Capri, Madre e Hija y al fondo el Lago Viedma.

Laguna de los Tres y glaciar homónimo

El último tramo presenta la mayor pendiente y cuando creemos que ya hemos llegado, descubrimos que todavía falta subir la morena. Un esfuercito más y la presencia de la laguna que “nos deja sin aliento”, compensa el sacrificio realizado.

A diferencia de años anteriores, el Fitz nos recibió sin viento y con un cielo totalmente azul.

Si bordeamos la laguna por la margen que está a nuestra izquierda, nos asomamos a la Laguna Sucia, de un color verde esmeralda, totalmente encajonada y alimentada por glaciares que se descuelgan y caen con sonidos estrepitosos.

Laguna Sucia y agujas Rafael y Saint Exupery

Con un clima tan bueno, una vez que uno llega a este lugar comprende cual es la ventaja de dormir en Poincenot : podemos permanecer unas cuantas horas en el lugar, disfrutando de las vistas y del sol.

Extasiados con el paisaje y felices emprendimos la vuelta. Si bien es fácil, la bajada exige cuidado para no resbalar ni pisar mal.

Llegamos a Río Blanco, descansamos un rato y decidimos ir hasta el Glaciar Piedras Blancas que está a más o menos a una hora de caminata, siguiendo el curso del río pero sin cruzarlo.

Caminamos un cuarto de hora y viendo que podría hacerse tarde y recordando que en el año 2002 no habíamos encontrado el camino para pasar entre las piedras y llegar a la laguna que está al pie del glaciar, decidimos volver y dejarlo para el día siguiente.

Fábrica de nubes (Chaltén = montaña que humea)

Volvimos a Río Blanco, cruzamos el río y enseguida estuvimos en Poincenot. Otra vez disfrutamos de un lindo atardecer y como la carpa estaba armada solamente nos quedaba jugar algunos partidos de truco y cocinar.

 

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