LPTREKKING A POINCENOT (frustrado)

 REPOSO EN CAMPING

 

 

Martes 17 de febrero

 

Mientras el resto de la familia dormía, agarré el Kangoo y fuí hasta la entrada del pueblo para contemplar la salida del sol y cumplir con el rito de comprar las medialunas de manteca. 

Cerro Solo, las Adelas, Torre y agujas vecinas al amanecer

Si bien estaba nublado, el clima seguía bueno y decidimos partir para dormir en el campamento Poincenot, punto de partida para visitar el macizo del Fitz Roy (Laguna Capri, Laguna de los Tres, y glaciar Piedras Blancas).

La primera parte del sendero es la más dura porque posee las mayores pendientes y a medida que se ascendiendo se obtienen hermosas vistas del Valle del Río de las Vueltas.

Valle del Río de las Vueltas 

Arribamos al Mirador, punto obligado para sacar algunas fotos del Fitz y los picos vecinos. Se observa a la derecha parte del glaciar Piedras Blancas. Desde aquí se puede tomar la bifurcación que luego de unos 10 minutos nos ubica en la costa de la Laguna Capri, con posibilidades de acampar o continuar hacia Poincenot a más o menos una hora de caminata.

Fitz Roy y agujas vecinas (Poincenot, Mermoz y Guillaumet) desde el mirador

Aprovechamos para almorzar y continuamos viaje. Javier comenzó a quejarse de molestias en su oído y decidimos volver. 

Almuerzo en el Mirador

Aunque en un principio nos dio bronca por el esfuerzo realizado, luego lo tomamos como si hubiéramos salido a hacer gimnasia en un entorno paradisíaco.

Volvimos al pueblo, armando nuevamente la carpa en el camping El Relincho.

Javier recibió atención médica y el diagnóstico fue otitis. No tenía ganas de andar por lo cual aprovechó para descansar “internándose” en la carpa.

El resto del día lo dedicamos a la lectura, escuchar la radio y encender fuego para hacer carne asado con carne de cordero.

 

Miércoles 18 de febrero

Continuamos con el mismo panorama: Javier descansando y nosotros, cansados de la inactividad, nos dedicábamos a tomar mate, comer bien, leer y hacer sociales.

Dormimos la siesta bajo una lluvia inesperada que por primera vez puso a prueba la impermeabilidad de la carpa.

Resumiendo: “hueveamos” todo el día.

 

Jueves 19 de febrero

Javier siguió todo el día alternando entre la carpa y el refugio del camping, todavía sin fuerzas para salir a caminar con la mochila.

Chorrillo del Salto

Por la tarde Nora y Pablo decidieron ir caminando hasta el Chorrillo del Salto, hermosa cascada a 5 km del pueblo (ver fotos en relatos anteriores), mientras yo disfrutaba de las bondades de una buena siesta.

Pablo se encargó de cortar leña y mantener el fuego encendido durante varias horas.  Cena y sociales en el camping, antes de poner fin a un día “perdido”.

 

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