EL SOSNEADO - VALLE HERMOSO (2da vez) - LAS LEÑAS
Al
día siguiente partimos nuevamante rumbo a Valle Hermoso.
El
viaje se desarrolló sin inconvenientes y sin detenernos dejamos atrás Los
Molles y Las Leñas y estamos nuevamente en el mirador.
El
mirador es un balcón privilegiado desde el cual se ve el valle abajo, surcado
por los ríos Tordillo y Cobre, la laguna del Valle y al fondo el Volcán
Peteroa.
Este
valle, a 2300 msnm, está inhabitado en invierno debido a que se cubre con
varios metros de nieve. Es utilizado para la veranadas y es común ver en la
ruta a los puesteros que suben o bajan con el ganado.
Un
camino de cornisa que pasa junto a un promontorio rocoso llamado “Centinela”
desciende hacia la laguna del Valle, a cuya orilla se encuentra el área de
acampe.
Vista del Valle Hermoso desde el Mirador (unión de 3 fotos) |
Allí el hotel “Piscis” de las Leñas posee instalaciones que consisten en un comedor muy grande, baños impecables, alquiler de canoas, reposeras y cancha de voley con pasto sintético.
En la zona se puede hacer camping libre o abonar el
arancel que posibilita utilizar las instalaciones descriptas.
Aquellos
viajeros que no disponen de carpa y bolsa de dormir pueden alquilarlos allí
mismo.
Además,
para aquellas familias que sienten cierta desaprensión para acampar en lugares
solitarios, la presencia permanente de personal que atiende las instalaciones y
que cuentan con comunicación radial con el Complejo de Las Leñas hace que ésta
sea un opción muy interesante para aprovechar.
Vista de la Laguna, zona de servicios y camping |
Desde
Las Leñas vienen las excursiones a pasar el día disfrutando del sol y de una
buena parrillada a base de cordero.
Como
siempre, lo primero que hicimos fue reconocer las instalaciones y armar la
carpa.
Hay
un camino que se interna hacia el fondo del valle pero no pudimos seguirlo ya
que no me animé a pasar el primer vado.
Tomamos
sol, descansamos, contemplamos el paisaje, jugamos con los perros que rápidamente
empezaron a convivir con nosotros, hicimos un trekking corto hasta una lomada
que permite dominar todo el valle y los chicos aprovecharon para jugar al voley.
Llegó
la noche y la temperatura descendió unos cuantos grados.
Nora
y los chicos se fueron a dormir y yo me quedé, alternando entre caminar y
permanecer dentro del auto, para esperar que la luna llena, que ya dominaba
parte del valle, se eleve por encima del cerro Torrecillas y bañe con su luz la
laguna. Era casi medianoche cuando eso sucedió. Disfruté el espectáculo
durante un rato hasta que el frío y el cansancio dijeron basta.
Durante
la noche los caballos que pastaban por la zona se acercaron a comer el pasto
tierno a orillas de la laguna y de vez en cuando nos despertábamos cuando
pasaban, espantados por los perros, galopando
al lado de la carpa.
Por
un sacudón de la carpa estimamos que alguno de ellos enganchó una de las
riendas.
Caballo en la veranada |
Al
igual que en toda la cordillera mendocina, los árboles brillan por su ausencia
por lo cual durante el día es conveniente tomar precauciones (sombrero, crema
protectora, etc).
En
las primeras horas de la tarde el clima comenzó a desmejorar y ante la amenaza
de un posible temporal decidimos levantar campamento y volver hacia Las Leñas.
Quiero
destacar que el camino de cornisa que baja hasta el valle en algunos tramos es
de tierra y por lo tanto si llueve, con seguridad se torna intransitable. Me han
dicho que a veces incluso las camionetas no pueden subir hasta que no se seque.
Nos
detuvimos unos minutos en la zona del cerro de Los Fósiles y continuamos hasta
Las Leñas.
En
la oficina de informes consultamos por alojamiento y los departamentos en varios
de los edificios (Esparta, etc) costaban alrededor de los $ 120 por noche ya que
un único consorcio los administraba.
Averiguamos
en el edificio “Cirrus” y para nuestro beneplácito nos ofrecieron
departamentos por $ 65 la noche. Pensando que se trataba de monoambientes igual
entramos a conocerlos: cocina totalmente equipada, TV satelital, living, dos
dormitorios con baños en suite que incluían bañeras y vista al Complejo y
cerros circundantes. Sin dudarlo y justificando por la vida en carpa nuestra
presencia deplorable en lo que a tierra en la ropa y equipajes se refiere, nos
alojamos.
El
atardecer nos regaló una hermosa vista del sol bañando el cerro Leñas, fácilmente
identificable por su cima con forma de aleta.
Vista del Cerro Leñas desde la ventana del Edificio Cirrus |
Luego
de las compras de rigor en el supermercado local sacamos provecho de ambas bañeras
y volvimos a la civilización: ropa limpia, ausencia de abrigos, televisión,
radio, diario, etc, etc.