AGUAS CALIENTES - ARROYO COVUNCO

Jueves 17 de febrero

 

Mapas 

Tendríamos el día libre para descansar mientras Valentín intentaba conseguir los caballos.

No pudimos dormir hasta tarde porque cuando el sol cae sobre las carpas, la sensación térmica aumenta considerablemente en cuestión de minutos y se hace imposible permanecer adentro.

Aprovechamos la mañana para matear, hacer sociales y tomar baños en el arroyo.

Daniel Castillo, por propia iniciativa, se ofreció a acompañarnos después del almuerzo a visitar el Cajón del Covunco (el arroyo donde están “Los Tachos”).

A eso de las 16:30 hs nos pasó a buscar y partimos.

 

En determinado punto dejamos el Kangoo y lo seguimos hasta un balcón natural desde el cual, apoyando nuestro cuerpo sobre unas piedras que la naturaleza ubicó estratégicamente, asomamos la cabeza para ver un abismo que superaba largamente la centena de metros. 

 

 

Vista del Cajón sobre el arroyo Covunco

 

 

 

En algunos lugares el Covunco no se veía porque el cajón es muy angosto y las paredes casi verticales lo sumen en sombras permanentes.

En otros lugares se lo veía allí abajo, pequeño e insignificante y algunas vacas que pastaban en una vega parecían miniaturas.  Sinceramente sentí vértigo y si hubiésemos estado solos, con seguridad no me habría acercado.

Desde este lugar pudimos reconocer el filo por el cual transita el camino Varvarco - Aguas Calientes y que tiene precipicio a ambos lados.

 

 

 

Le prometimos que no comentaríamos a los vecinos del camping sobre ese lugar y efectivamente cumplimos con nuestra promesa.

 

 

Seguimos tomando baños rejuvenecedores aunque teníamos incertidumbre respecto a la posibilidad de hacer la cabalgata porque pasaban las horas y Valentín, que había salido a conseguir caballos, no regresaba. Decidimos que si no los conseguía iríamos caminando hasta el Campamento Base aunque faltaba decidir si lo haríamos con equipo de camping o caminaríamos livianos para ir y volver en una jornada.

Al atardecer recibimos la noticia de que Valentín, como gaucho de palabra,  había conseguido los equinos.

Aprovechamos las últimas horas de luz para preparar las cosas porque partiríamos temprano.

 

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