TINOGASTA - PASO DE SAN FRANCISCO - TINOGASTA

Jueves 16 de febrero

Durante la noche cambió el clima y Tinogasta amaneció con lluvias dispersas y  temperatura significativamente más baja.

Nos dirigimos al Escuadrón de Gendarmería, sito en lo que fue la estación del ferrocarril, para averiguar las condiciones climáticas en el Paso de San Francisco.

Comunicación radial mediante, nos comentan que allí, en la altura, la temperatura era de 13 grados y con cielo totalmente despejado.

Previo paso por el supermercado, partimos  rumbo a Fiambalá, distante 49 km.

No entramos a la ciudad y seguimos viaje.

La ruta, que gana altura progresivamente, corre por una pampa donde un viento muy fuerte levanta grandes cantidades de arena y sacude al Kangoo.  

Desde Fiambalá hasta el Paso Internacional hay aproximadamente 200 km, de los cuales solamente 6 km son de ripio y el resto es de excelente asfalto, con la ruta perfectamente marcada y señalizada.

La presencia humana, es escasísima, considerando que estamos en verano.

A lo largo del camino existen refugios construídos por el gobierno de la Provincia de Catamarca que sirven para dar abrigo a los viajeros que puedan ser sorprendidos por una tormenta o sufran desperfectos mecánicos en sus vehículos.  

En algún tramo del camino, un "piquete" de equinos interrumpe nuestro paso y luego de "un corto diálogo", abandonan su actitud.  

Por momentos parece increíble transitar a 100 km/h por una ruta que nada tiene que envidiarle a otras rutas nacionales, salvo que acá lo hacemos a más de 3500 msnm.  

Al fondo aparecen los cerros nevados, que si bien parecen chicos, casi todos superan los 6000 mts de altura. El río Chaschuil con su humedad origina vegas al costado del camino, aprovechadas por la fauna del lugar.

Dejamos atrás la cuesta de Condorito, Chaschuil, Pastos amarillos y Cazadero Grande.

Un cartel grande señala la presencia del complejo fronterizo argentino de "Las Grutas".  

En este complejo, a más de 4000 msnm, hay delegaciones de Gendarmería, Aduana y. personal de Vialidad.

Los volcanes Incahuasi (6638 mts) y San Francisco (6016 mts) ponen un marco impresionante al paisaje.  

Saludamos a los funcionarios allí destacados, a quienes le comentamos que queríamos llegar hasta el límite internacional y regresar. Nos sugirieron avanzar unos pocos kilómetros dentro del suelo chileno para visitar la Laguna Verde.

Hacia la izquierda y al pie del Volcán Incahuasi se observa lo que parece ser lagunas que seguramente conoceremos en la próxima excursión por la zona.

Una imagen del Incahuasi permite apreciar aparentes restos de alguna colada.

Desde Las Grutas hasta el límite internacional restan 21 km de asfalto, en constante subida, rodeando al Volcán San Francisco por el norte.

La falta de oxígeno hace que el Kangoo eche mucho humo negro pero el noble motor, a pesar de la carga excesiva,  trepa lento pero constante..  

Un cartel nuevo, tal vez demasiado moderno y que contrasta con la soledad y el escaso tránsito, nos indica que estamos sobre el Paso propiamente dicho. A un costado y tal vez "perdiendo trascendencia", se aprecia el hito limítrofe.

Estamos a más de 4700 msnm, un "poquitito" más abajo que en el Paso de Agua Negra pero con un paisaje totalmente diferente.

El tercer objetivo del viaje estaba cumplido y las expectativas con las cuales lo encaramos, no fueron defraudadas; es más: no imaginábamos que fuera tan lindo.

La ruta en el país vecinio es de ripio y conduce a la ciudad de Copiapó, puerta de entrada para magníficas playas sobre el Océano Pacífico.

Mediante comunicación radial, Gendarmería avisó a Carabineros que traspondríamos el límite internacional sin hacer trámites migratorios ni aduaneros ya que solamente queríamos visitar la Laguna y regresar.

Continuamos por un buen ripio aproximadamente otros 20 km  para llegar hasta el Retén de Carabineros, donde nos presentamos e informamos de nuestras intenciones.

Estamos a orillas de la Laguna Verde, con sus aguas color esmeralda que contrastan contra el cinturón montañoso que la rodea.  

El paisaje es de ensueño.

Son aproximadamente las 15 hs y el clásico viento del oeste ya se hizo presente.

El aire límpido permite que el cielo muestre un azul muy puro y poco común para los que vivimos casi a nivel del mar.  

El personal de Carabineros nos informa de la presencia de aguas termales, ahí nomás, al costado de la laguna.

Para nuestra sorpresa nos encontramos con dos piletas al aire libre, a escasos tres metros de la laguna y solamente protegidas por una pirca de piedras. El agua, brota allí, caliente, como por arte de magia. Cabe acotar que el agua de la laguna es muy fría. ! Qué contraste !.  

Pablo y yo sumergimos las piernas en el agua calentita mientras que Nora, en un acto de arrojo, se dió un baño de inmersión.

Son esos lujos que ningún jacuzzi puede igualar: sumergir el cuerpo en agua caliente, bajo el sol, protegido precariamente del viento por las piedras y con la vista de la laguna y los cerros con sus nieves eternas; todo ésto a 4400 msnm.

Existe la posibilidad de acampar ya que mediante pircas se han delimitado parcelas para resguardar las carpas del viento. A esa altura no hay vegetación por lo cual se está permanentemente bajo el sol o sujeto a sufrir las bondades o inclemencias climáticas.

Estuvimos a punto de cambiar los planes sobre la marcha y armar nuestra carpa, apta para esas alturas, pero desistimos ya que el viento reinante a esa hora nos iba a complicar el armado, sumado al hecho que dormir a 4000 msnm sin aclimatación previa puede convertirse en una experiencia desagradable.

Ahora, que ya volvimos, y cartas topográficas y satelitales mediante, recién estoy tomando conciencia de cuáles eran los "monstruos" que nos rodeaban.

Una panorámica tomada desde el lado chileno nos permite deleitarnos con esta vista:

Parecen sierras bajas si uno se olvida que el piso está a alrededor de 4500 msnm y que todas esas cumbres superan los 5000 y 6000 mts: Volcán Ojos del Salado, Tres Cruces, San Francisco, Falso Azufre, Dos Conos, Incahuasi, por citar sólo algunos.  

Más rápidamente de lo deseado, llegó la hora de emprender el regreso.  

Despacito, disfrutando cada metro y luego de varias paradas para contemplar el paisaje, llegamos al Paso propiamente dicho.  

Charlamos  y mateamos con los gendarmes y el personal de Aduana hasta pasadas las 18 hs.

Si bien nos volvimos a tentarcon la idea de quedarnos a dormir allí para recorrer al día siguiente las zonas vecinas, decidimos bajar a Tinogasta. Ahora, a la distancia, me arrepiento de esa decisión.

En algunos tramos el viento cruzado se hacía sentir pero la ruta asfaltada y en bajada, nos permitió recorrer rápidamente los 250 km que nos separaban de Tinogasta, donde arribamos con las primeras horas de la noche.

Parece mentira, pero semejante ruta de asfalto, ese día fue utilizada solamente por dos vehículos que fueron hacia Chile y por nosotros que regresamos sobre nuestros pasos.