CAFAYATE - ALEMANÍA - CAFAYATE - CACHI

 

Domingo 19 de febrero

 

La intención era continuar hacia la Quebrada de Humahuaca, previo paso por Cachi. Si se observa un mapa se puede ver que partiendo desde Cafayate, existen dos alternativas :

- Cafayate a Rosario de Lerma por ruta 68, pasando por la Quebrada de las Conchas y sus características formaciones pétreas de formas singulares y luego por ruta 33 hasta Cachi, subiendo por la Cuesta del Obispo y atravesando la recta de Tin Tin.

- Cafayate a Cachi por la RN 40, pasando por la Quebrada de las Flechas, alternativa que deja afuera un imperdible como es la Quebrada de las Conchas.

La duda era ¿ cómo ver ambas quebradas, visitar Cachi y evitar en la medida de los posible recorrer dos veces el mismo tramo ?.

Elegimos hacer ida y vuelta el tramo más pintoresco de la ruta 68 y luego hacer Cafayate - Cachi por la RN 40

Luego del desayuno partimos por la ruta asfaltada, sinuosa y de pendientes suaves, con intenciones de recorrer solamente los primeros 50 kilómetros.

Al principio transita junto a viñedos protegidos por alamedas.

Un cartel señala el ingreso por camino enripiado a Los Médanos, acumulación de arena blanca y fina que el viento lleva hasta el borde del río Santa María, pudiendo alcanzar varios metros de altura.

Aparecen curiosas formaciones erosionadas que caracterizan todo el primer tramo de la Quebrada. El río de las Conchas, que nace de la unión de los ríos Santa María y Calchaquí, la acompaña en toda su extensión.

Los minerales dominan el paisaje, siendo escasa la presencia de animales, árboles y seres humanos, concentrados en algunos puestos de venta de artesanías al costado del camino.  

En el km 20 se ven Los Castillos, formaciones rocosas de un color rojo intenso.  

 

Formación conocida como "Los Castillos"

Una vista parcial de los castillos que permite apreciar el colorido de las piedras .....

Otra piedra con forma particular captura nuestra atención.

Visto de cerca .....

En el km 31, estamos frente a La Yesera, montículos de arenisca de color claro.  

Tres kilómetros más adelante, sobre la margen opuesta del río, aparece la figura de El Fraile a la cual no fotografiamos.

En el km 48, está la entrada al Anfiteatro.

El Anfiteatro (Nora de rojo y Pablo de blanco)

Retomamos la marcha y a apenas 500 mts del Anfiteatro encontramos   la Garganta del Diablo. Ambas formaciones fueron producidas por la erosión del agua que cortó verticalmente las rocas sedimentarias formando recintos casi circulares de más de 50 mts de altura, a los cuales se llega caminando por estrechos pasajes.  

Pablo en la Garganta del Diablo

En la Garganta del Diablo recomiendo prestar especial atención al trepar entre las piedras ya que es fácil sufrir alguna torcedura o resbalón.

En este punto, es decir a los 50 km de Cafayate, termina la espectacularidad de las rocas y es el punto en el cual pensábamos regresar.  

Decidimos hacer 34 km más y llegar hasta Alemanía, población casi abandonada y que era la última estación del ramal del ferrocarril Belgrano que llegaba desde Salta. Estos kilómetros nos insumieron más tiempo del previsto ya que la sinuosidad es permanente.

Dejamos la ruta y cruzamos el puente sobre el río de las Conchas ingresando a Alemanía.  

La estación de Alemanía y un galpón del ferrocarril

Varias viviendas, la mayoría desocupadas, están frente a la estación que hoy alberga un taller y muestra de artesanías que pueden adquirirse.

Se observan los restos de lo que alguna vez fue un comedor.  

Una puerta que hace mucho tiempo no se abre .....

A unos cien metros de la estación, el viejo puente que todavía se mantiene en pie, testigo de un pasado próspero, resiste el paso del tiempo ....

Aprovechamos para charlar con un hombre del Gran Buenos Aires que decidió cambiar su modo de vida y establecerse allí con su familia, empezando de la nada a construir su casa mientras gana su sustento como artesano.

Un partido de sapo con uno de sus hijos me entretuvo un rato.

Bajo el puente hay abundante sombra y el lugar es utilizado, preferentemente por lugareños, para hacer camping libre. Existe un afluente con agua limpia que vierte sus aguas al río de las Conchas, que es de color marrón.

Aprovechamos para caminar un rato y sacar unas fotos.

Funciona una escuela primaria con acceso a televisión satelital.

Alargar el recorrido hasta Alemanía nos insumió un tiempo valioso cuya falta echaríamos de menos durante la tarde.

Rápidamente regresamos a Cafayate, disfrutando nuevamente del paisaje de la Quebrada de las Conchas pero sin detenernos ya que todas las fotografías las habíamos tomado por la mañana. A las 15:30 hs tomamos la RN 40 con destino a Cachi.

Son aproximadamente 160 km, de los cuales los primeros 24 km son de asfalto y el resto es de ripio y por tramos se presenta bastante pesado por la presencia de arena o de tierra.  

Más o menos 100 km son de camino sinuoso y angosto, que exige precaución en el manejo, siendo su estado de regular a malo.

Al principio se ven viñedos junto al camino y luego de 13 km se llega a Animaná. Sobre la ruta se distingue la casa-finca de la Bodega Don Vicente, con galerías de arcos ojivales que se verán con frecuencia a lo largo de la ruta.

En este pintoresco pueblo se pueden comprar vinos artesanales, secos o dulces y la variedad Mistela, fabricados en alguna de las bodegas familiares de la zona. Los precios son más bajos que en Cafayate.

El valle se estrecha y en el km 24 se ingresa a San Carlos, pueblo de más o menos 1500 habitantes (censo 1991). Es un sitio con importante tradición histórica ya que allí o en las cercanías se han fundado sucesivamente las siguientes poblaciones: Barco (1551), San Clemente de la Nueva Sevilla (1557), Córdoba del Calchaquí (1559), Nuestra Señora de la Guadalupe (1630). A partir de 1617 se establecieron los jesuitas y las guerras calchaquíes obligaron a recomenzar a finales del siglo XVII.

Su economía se basaba en el aprovechamiento de los pastos para la invernada de tropillas de mulas que iban camino al Alto Perú.

En el siglo XVIII, el valle Calchaquí se convirtió en el granero de Salta y se desarrolló la industria de la vid.

La población originariamente era indígena pero esta prosperidad atrajo a la población española y el poblado de indios se convirtió en mixto.

Esta población a comienzos de la guerra de la Independencia fue fiel a Fernando VII y envío un contigente de caballería que se puso a órdenes del generalato realista. A comienzos del siglo XX, San Carlos fue resignando importancia en beneficio de Cafayate que se encontraba mejor ubicado para acceder desde el Valle de Lerma y además tenía mejor acceso al agua para riego.

La RN 40 llega al centro del pueblo y aparece una plaza de generosas dimensiones, semejante a la de Cafayate, rodeada de edificios con recovas.

Se destaca la Iglesa de San Carlos Borromeo, con un interior de 50 mts de longitud y un ancho de 6,50 mts, construída en la primera mitad del siglo XIX.

La ruta 40 continúa con rumbo norte, atravesando numerosos vados, que en época de lluvias bajan las aguas desde el oeste para desembocar en el río Calchaquí, originando cortes en el tránsito.

Se cruzan pequeños caseríos donde llama la atención las casas con galerías, construídas con mampostería de adobe y techos de álamo con tortas de barro. Son habitadas por agricultores que se dedican al cultivo de pimiento y de alfalfa y a la cría de ovinos y algunas vacas.

En el km 35, el camino se hace sinuoso, con curvas cerradas y con escasa visibilidad.

Unos kilómetros más adelante aparecen vistas majestuosas, con formaciones muy erosionadas, predominando tonos rojizos y marrones.

Se cruza en puente sobre el río Calchaquí y los lechos de algunos afluentes que bajan desde el noreste. Este tramo tiene más o menos 15 km y es una especie de nudo donde se cruzan numerosos arroyos y confluyen varios cordones montañosos.  

Quebrada de Las Flechas en la RN 40 , tramo Cafayate - Cachi

Es una zona de una belleza extraña donde la arenisca que tapiza las laderas de los valles muestra formas caprichosas como resultado de la erosión provocada por el viento.  

RN 40 en la Quebrada de las Flechas

El camino corta las formaciones montañosas por estrechos desfiladeros o cortes, llamados: “El Ventisquero”, “La Flecha” y “El Cañón”.

Desde el Kangoo en la Quebrada de las Flechas

En el km 77, sale el desvío a Angastaco, que es una villa de veraneo, con plaza, iglesia, municipalidad y hostería. Continuamos viaje sin entrar a esta localidad.

A esta altura del viaje, vale la pena aclarar que estábamos demorando más de lo previsto y nos estábamos haciendo la idea de que la noche nos iba a sorprender antes de llegar a Cachi.  

Luego la ruta circula por un balcón, con la montaña a mano izquierda y un valle a la derecha en el cual predominan los campos con cultivos de pimientos y alfalfa y se nota la presencia de ganado vacuno.

Por momentos la ruta es muy angosta, más que una calle de barrio y las casas de adobe están pegadas al camino, sin banquina y en muchos casos estoy seguro que si uno se distrae o sigue de largo, entra a alguna de ellas o cae sobre su techo. Es un tramo muy lento pero pintoresco que merece ser recorrido.  

Este es una vista tomada en la RN 40 (hay sectores más angostos)

Se destaca la finca “El Carmen”, centro de la explotación agrícola. En un sitio que domina todo el valle, asoma la Iglesia del Carmen de Angastaco, construída por el 1800 y restaurada en 1969.

En el km 118, sale un desvío que en 3 km lleva a la población de Molinos (600 habitantes), surgida en 1659 con la construcción de un oratorio pero que con el tiempo se formó el conjunto iglesia – casa hacienda, aún existente y restaurado.  

Iglesia de San Pedro de Nolasco - Molinos

En este lugar existió desde mediados del siglo XVII una encomienda de Diego Diez Gómes, cuya hija se casó  en 1726 con el general Domingo Isasmendi, personaje importante en la historia salteña ya que fue teniente de gobernador y combatiente contre los indios chaqueños.

En 1775 su hijo lo heredó y logró el momento de máxima prosperidad de la finca, participando en la guerra contra los indios de Incahuasi y contra los partidarios de Tupac Amaru en 1781. Fue el último gobernador realista de Salta, designado por Liniers aunque más tarde encabezó la resistencia a la revolución.

Una vez que entregó el mando y falleció, comenzó la época de declinación de la finca que continuó durante las guerras civiles del siglo XIX. La prosperidad se desplazó hacia las llanuras del este ya que había aparecido el ferrocarril que permitía la llegada de harina desde Santiago del Estero, vinos desde Mendoza y San Juan y haciendas desde el sur.

En los últimos años del siglo XIX, esta población todavía era floreciente porque permanentemente convergían mulas que llevaban diversos productos a Salta: vino, pasto seco, semillas de alfalfa, trigo, nueces, frutas en conserva, papas, habas, quesos, charqui, tejidos de lana y vicuña y alfarería de la zona.

También cruzaban tropillas de asnos y mulas que eran usadas en las minas de Bolivia y las oficinas salitreras en Antofagasta (Chile):

En la finca que fue de Isasmendi, desde 1989 se brinda alojamiento aunque las tarifas son un poco elevadas: alrededor de $ 300 para una habitación triple.  

Finca de Isasmendi , hoy convertida en hotel . Molinos

En caso de contar con ese dinero, creo que vale la pena dormir en una casa con tanta historia.

Frente a la finca está la Iglesia de San Pedro de Nolasco, verdadera reliquia del siglo XVII, que si bien fue restaurada, todavía conserva su dintel donde puede leerse el año de 1692.  

Interior de la Iglesia en Molinos

Sobre una de las paredes del interior, están sepultados los restos de Nicolás Isasmendi fallecido en 1837.  

Recorrimos el pueblo visitando la parte nueva y la parte antigua que aún se conserva.

Esquina típica en el poblados del Noroeste Argentino

Con el sol cayendo en picada, continuamos viaje. Nos faltaban 50 km para llegar a destino.

Pasamos el desvío que conduce al pueblo de Seclantás pero no entramos dado lo avanzado de la hora.  

Pueblo de Seclantás desde la RN 40

Se hace notoria la presencia de población rural dispersa y la aparición de casas con galerías.

Por fin, con las primeras luces de la noche, entramos a Cachi.

Es un pueblo pintoresco que cuenta con aproximadamente 7200 habitantes, en su mayoría descendientes de la cultura Diaguito – Calchaquí con influencia Incaica. Se encuentra en el Alto Valle Calchaquí, a 2260 msnm, descansando a los pies del Nevado de Cachi, que alcanza una altura superior a los 6000 mts.

Los incas ingresaron desde el norte, imponiendo su lengua.

La oferta de hotelería es variada, con algunos establecimientos de alto nivel (***). Preguntamos en “El Cortijo”, antigua casona reciclada con excelente gusto, y nos pidieron $ 190 por una habitación triple. Está ubicada frente al ACA y realmente nos encantó.

Por las dudas, cruzamos al hotel del ACA, donde obtuvimos un significativo descuento y decidimos quedarnos ahí. Quiero mencionar que tanto la atención como las instalaciones son excelentes y pertenecen al mismo concesionario que en Tafí del Valle y Cafayate. Tiene restaurante de muy buen nivel, con menúes a la carta.

El poco movimiento de gente se concentraba alrededor de la plaza y hacia allá nos dirigimos. Cenamos en un restaurante ocupando una mesa en la vereda ya que la noche estaba agradable y tomamos helados y café en el bar “Olivier”.

Pasadas las 22 hs, en la plaza había solamente algunos jóvenes, que en su mayoría compartían charlas y botellas de bebidas alcohólicas.

Bastante cansados nos fuímos a la hostería para reponer energías.

 

Atrás Principal Arriba Siguiente